Persiste un “sentimiento-circunstancia” que destaca, de entre muchos otros, que afligen al ser humano – desde que lo es - hacia una dirección nada agradable, más bien desesperante, si no llega a ser irreconciliable e incluso trastornador. El abandono, el de ser un Ser olvidado.
Desde que un alma se sumerge encarnando en un cuerpo humano se olvida de Quien Es, de Sí, para realizar aquello que se haya propuesto. En ese olvido de su Ser se encuentra que es un ser – humano – olvidado y abandonado. Al menos, la inmensa mayoría de las almas juegan a este juego que no se gana ni se pierde, sino que sólo se juega, con tal norma de juego: olvidarse de Sí, abandonarse a Sí.
Al poco de nacer empieza a conocerse por un nombre, empieza a identificase con un cuerpo y unas formas que le rodean. Tal cúmulo de datos procesan en el sentido, por regla general (99%), de verse aislado en muchos eventos que le llegan y desde los cuales experimenta el sentimiento-circunstancia de abandono. Lo de menos es que pueda ser abandonado por los que, en teoría, han de protegerle, cuidarle, mimarle, amarle y llevarle de la mano con seguridad para sí mismo. Lo de menos es que el amor de su vida le abandone por otro teórico amor. Da igual por lo que sea abandonado o por quien lo sea, pues hasta cierto punto puede llegar a recuperarse de ello. Muchas veces es cuestión de tiempo e incluso de terapia. Pero el abandono que puede no llegarse a superar es el del sentimiento-circunstancia de ser un Ser olvidado por su dios (escrito en minúsculas a posta).
Cuando, ese ser humano, ha sido “educado” en una fe o en un sistema de creencia sobre un ser divino al que ha de rendir pleitesía y como beneficio podrá esperar del mismo que le sacará de sus apuros, de sus males, de sus dolencias, de sus enfermedades, de su pobreza o situación social, e incluso de los abandonos que ha padecido desde otros seres humanos… y no llega la respuesta, la solución, la vía, la alternativa… cuando en definitiva su dios no atiende a sus súplicas… ese ser humano se convierte en un Ser olvidado que padece el mayor abandono que pueda concebirse. No obstante, entra en la posibilidad (1) de seguir esperando –creyendo en su dios- por miedo a ser condenado si protesta contra el abandono experimentado. O bien (2), abandona la fe que le abandonó, no sin resentimiento hacia la misma y hacia ese dios que se olvidó de Sí.
Tras esto, entra en el otro sector, el del que en nada cree, ni siquiera en un dios que abandona a su prole. Pero para el caso es lo mismo, el abandono se experimenta en continuidad y aumento. Este es el caso del que cree en una No Fe y en un sistema de no creencia en ningún dios. Pues al creer que nada hay tras la muerte, cuando la misma llega, ya sea galopantemente, a hurtadillas o avisando con tiempo de sobra, el sentimiento-circunstancia de abandono de igual modo se padece, e incluso se agudiza por instantes que parecen infinitos.
Sea como fuere, por el sendero del que cree como el del que no, el abandono por ser un Ser olvidado, se padece.
Pese a lo expuesto, nada solventa el sentimiento-circunstancia de abandono en un ser humano, que sólo cree en un dios que le abandonó, o el del que no cree en ninguno al que achacarle sus instantes. Nada, nada a menos que deje de esperar a que algo fuera de Sí le solucione lo que sea que ha de solucionar por Sí mismo y en sí mismo. Sólo cuando se encuentra el recuerdo con certeza de saber Quien se Es y que participa en el juego de la vida a la que se “sometió” en libertad acatando la norma de olvidarse de Sí, es cuando el abandono desaparece, pues sabe que Él nunca se abandonó a Sí, y que ese dios al que pedía, no era otro que a Sí cuando se había olvidado de Sí y a Sí se había abandonado en voluntad. Obvio que lo mismo sucede con el que no creía en nada, pues descubre, al descubrirse, que no hay abandono posible de Sí a menos que se olvide de su Ser, que es lo que hizo al ingresar aquí.
Si aún te sientes abandonado, es que sigues en el olvido de Sí.
Si el sentimiento-circunstancia de abandono perdura en ti, es que no recuerdas nada de Ti porque de Ti te olvidaste para en el abandono terminar encontrándote, sí o sí, aunque en ello te lleve toda la vida.
Concluyo, sin abandonarte, con la banda sonora de “La Misión”, donde todos se abandonaron a todos, todos se olvidaron de todos y todo se olvido en el abandono, aunque uno, al parecer, se había encontrado y prefería no vivir en un mundo donde la fuerza prevalecía sobre el Amor: https://www.youtube.com/watch?v=0-fiu5umVnI
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Autor: Deéelij
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