Hace años, Erich
Fromm -renombrado psiquiatra humanista y judío- publicó un libro titulado: “El miedo a la libertad”. En él exponía ideas como que en el sometimiento que
viven los seres humanos subyace la necesidad de seguridad...
Me levanto por la
mañana y, después de un rato de lectura inspirada (Tagore, Krishnamurti,
Yogananda...), entro un rato largo en meditación...sólo si logro entrar en
contemplación se que he realizado esta “tarea”. A partir de ahí, se inician mis
tareas diarias: desayunar, ducharme y vestirme, peinarme, pintarme las
pestañas, buscar los pendientes, qué colonia me pongo hoy, elegir la ropa...todo
obedece a una exhaustiva programación interna y consolidada, a través de
años de coacción cultural inconsciente,
de la que muy pocos son conscientes, pues el darse cuenta, también obedece a un trabajo realizado de desarrollo
personal continuo.
Lo que
cotidianamente se llama darse cuenta está muy mediatizado por el sometimiento a
diferentes directrices de sometimiento que establece nuestra sociedad. (“ lo ha
dicho fulanito”). Poco sale de la experiencia personal. Hasta el modo en que
miramos la vida se ha convertido en una de las tareas más programadas de nuestra realidad
cotidiana...en los trabajos y, en los grupos, las personas han de caerte mejor
o peor, según sea la opinión del líder (alguien q necesita mandar o controlar).
Y así, todos obedecen a su consigna despreciativa o considerada...
Te detienes a comer
o desayunar y tomas, no aquello que tu cuerpo necesita y te pide, sino aquello
que te entra por los ojos, la publicidad, el comentario de alguien o el apetito
o su ausencia...
Así, podría decir
de cada una de las tareas que realizamos a lo largo del día, mes , año...Pues
pocos despertaron a su realidad interior lo suficiente como para abrir su
intuición real sin trajes a medida, procedentes de la programación externa. De
esto, sabía mucho Tony de Mello...
Y, a partir de
aquí, sólo puedo decir una palabra: Meditación.
No hables tanto.
No te dejes llevar tanto, pues dejarte llevar no es estar libre como crees,
sino el resultado de años y años de programación a la que has sido sometido y,
de la que aún no estás preparado/a para hacerte cargo.
Quizá, en el
fondo, Erich Fromm, sólo quería decir ésto. Que hacerte cargo de tu libertad
supone un esfuerzo en afrontar cada pequeña cosa con la que te cruzas en tu
llamada realidad cotidiana.
Me aburre leer a
personas que necesitan hablar constantemente sobre la necesidad del silencio (¿¿??)...Pues
“cállate muchacha o muchacho, cálla”, no malgastes las palabras. Porque el Verbo
vibra y distrae y te distraes.
Solemos confundir
el expresarnos con ser libres (siempre mirando hacia fuera)... Mientras no haya
coherencia entre el mundo externo y lo interno, no habrá libertad. Es
imposible.
A veces, me
sorprendo en una programación que ni siquiera hubiera sospechado tener.
Imagínate quien ni se lo plantea...El poder, el sexo, las necesidades
materiales se han convertido “en nuestra banderas de libertad”...el resto queda
para un puñado de almas comprometidas con su evolución personal y esas, como
dijera Bertolt Brech, “son las imprescindibles”.
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Autora: Ángeles Pérez (mapp58@yahoo.es)
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