Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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5/9/14

Ni ayer, ni mañana, ni hoy


Vacío acá, vacío allá,
y sin embargo, el Universo infinito está
siempre delante de tus ojos.
Infinitamente grande e infinitamente pequeño;
no hay diferencia, porque las definiciones han desaparecido
y no se ven límites.
Lo mismo pasa con el Ser y el no-Ser.
No malgastes el tiempo con dudas y argumentos
que no tienen nada que ver con esto.
Una cosa, todas las cosas:
van juntas y entremezcladas,
sin distinción.
Vivir en esta comprensión
es no estar inquieto a causa de la no perfección.
Vivir en esta fe es el camino hacia la no-dualidad,
porque lo no-dual es uno
con la mente que confía.
¡Palabras!
El Camino está más allá del lenguaje,
porque en él no hay
ni ayer,
ni mañana,
ni hoy.

Di sí a todo lo que hay

La realidad es una experiencia existencial; no es una teoría, ni una especulación. Para conocerla tienes que vivirla… Sin embargo, a la mente le encanta soñar y pensar sobre cosas que no ha experimentado. ¿Por qué? Debido a que se trata de un sustituto. Y esto ocurre tanto en sueños como cuando estás despierto, porque la mente sigue siendo igual despierto o dormido. Todos los sueños son sustitutos y todos los pensamientos también: pensar es soñar mientras se está despierto; y soñar es pensar mientras se está dormido. Son el mismo proceso: si puedes entender el soñar, te será posible comprender el pensar. Soñar es más primitivo, por eso es más simple. Pensar es más complicado, más evolucionado, por eso es más difícil de penetrar.

Si no has comido el día anterior, por la noche soñarás con alimentos; si tienes una gran necesidad de sexo, tendrás un sueño sexual; si anhelas poder y prestigio, tendrás un sueño que lo sustituya… El sueño siempre es acerca de lo que te falta mientras estás despierto. Si no echaras de menos nada durante el día, los sueños desaparecerían. Los deseos nunca pueden ser culminados, van creciendo y creciendo… Hagas lo que hagas, siempre falta algo. Soñar te da una falsa solución y satisface ficticiamente una profunda necesidad.

Cuanto más creces menos sueñas, porque hay menos problemas que resolver. Si creces totalmente en consciencia dejas de soñar, porque no quieres cambiar la realidad. Además, serás consciente de que lo real no se puede mutar; lo único que es posible cambiar es tu aferramiento a la mente. Normalmente intentamos cambiar la realidad para que se ajuste a nosotros. Es una tontería: el todo no puede caber en la parte, ni puede seguirla; la parte cabe en el todo y lo sigue. ¿Quién eres tú para adaptar a ti esta vasta realidad? Pero el ego insiste: “Sigue esforzándote y algún día la realidad se adaptará a ti”. ¡Una gota intentando cambiar el océano! Tan sólo conseguirás dañarte. Les pasa a todos los egos: siempre acaban heridos, frustrados, preocupados.

Cuando se asienta la comprensión, cesas de hacer estupideces y, poco a poco, dejas de soñar. Te ajustas al Universo, te haces uno con él, no tienes ningún conflicto o argumentación en relación a la existencia. Dices sí a todo lo que hay y tu vida empieza a florecer en una nueva dimensión. Un místico fluye con el río, no lo fuerza. No nada contracorriente; ni siquiera nada a favor de la corriente, porque nadar siempre es una lucha. Simplemente flota. Sin ninguna meta que alcanzar... El río se mueve; tú te mueves con él. Tu meta es la del río. Ni siquiera te preocupa dónde está; si es que la hay. De hecho, no es cuestión de llegar a alguna parte: donde sea que estés, estarás en la meta, porque el sí es la meta… Has aprendido el gran secreto de decir sí.

Por el contrario, cuando eres adicto al no, donde sea que llegues nunca será la meta… Aunque te topases con la fuerza suprema, dirías no porque estás muy acostumbrado a eso y le encontrarías muchas faltas, pues para la mente que niega nada vale. Y para la mente que afirma, hasta la imperfección tiene su propia perfección; hasta en la materia penetra el sí y encuentra lo Divino. Dios está en todas partes, pero el que dice no, no lo encontrará en ninguna.

Tu mente dice no porque el ego se refuerza a través del no. Cuanto más digas no, más poderoso se sentirá; cuanto más digas sí, más se diluirá. Por eso es tan difícil decir sí a cualquier cosa, incluso a cosas muy normales… El no te da un sentimiento falso de poder; es una dolencia, una enfermedad. Di sí y ocurrirá una transformación. Y no hay necesidad de ir a la iglesia o a la mezquita… La vida ya es un templo bastante grande…. Empieza a decir sí y en todas partes sentirás tu divinidad porque en todas partes el ego estará ausente. Y cuando el ego no está presente, el todo, de repente, fluye en ti.

Más allá del lenguaje

La mente sustituye la realidad con el pensamiento y el sueño, pero jamás puede convertirse en lo real… Estás sediento y te digo: “El agua es H2O. Repite H2O, H2O... Conviértelo en un mantra y la sed se irá”… ¿Qué la pasará a tu sed? No se dará por enterada… La mente sustituyendo a la realidad. Y lo real está ahí: no hay necesidad de repetir nada, ni de pensar en nada. Simplemente observa, abre los ojos y ve: ¡está en todas partes! Conseguirlo no es extraño; lo raro es que no te hayas dado cuenta. La realidad está delante de ti, ¿por qué decir que verla es un gran acontecimiento? ¡Es tan sencillo!... Debes de haber desarrollado una gran técnica para que durante vidas sigas sin darte cuenta. Y la realidad no puede hacer nada, está justo delante de ti y continúas sin darte cuenta. ¿Cómo consigues hacer este truco de magia?

La magia está en que la palabra se vuelve más importante que lo real, el símbolo se hace más importante que aquello que simboliza… ¿Qué es Alá?: una palabra; ¿qué es Brahma?: una palabra; ¿qué es Dios?: una palabra. Y los hindúes, los cristianos y los mahometanos continúan luchando por la palabra y a nadie le preocupa que las tres simbolicen lo mismo… Lo simbolizado es menos importante que el símbolo.

La gente anda perdida a causa de las palabras, los símbolos, el lenguaje… La realidad está siempre delante de ti pero tú estás siempre en otro lugar bajo la abducción de la mente. El ser humano se ha hecho tan adicto al lenguaje y sus símbolos que las palabras pueden producir reacción. Alguien menciona un manjar, el que sea, y se te llena la boca de saliva. Ni siquiera el propio manjar puede ser tan efectivo: puede que esté sobre la mesa y tú no salives… La palabra se ha vuelto más importante que lo real. Ahí está el truco. Y a no ser que abandones esta adición a las palabras nunca te será posible encontrar la realidad. No hay ninguna otra barrera… Mantente absolutamente sin lenguaje y de repente ahí está, siempre ha estado ahí. Y todo se ilumina: un estado de consciencia donde el lenguaje no existe.

Tú naciste sin lenguaje. Te ha sido dado, no lo has traído por naturaleza, es una consecuencia social. Y ahí radica la posibilidad de salirse de él. Porque si lo hubieras traído al nacer, no habría forma de salirse de él. Pero entonces tampoco habría ninguna necesidad, porque sería una parte del Tao. Sin embargo, no forma parte del Tao; es algo que ha hecho el ser humano. Es útil, tiene una función; la sociedad no puede existir sin el lenguaje… Pero el individuo no necesita formar parte de la sociedad todas las horas del día.

Si dejas de formar parte de la sociedad, aunque sólo sea por unos minutos, de pronto te fundes con el todo y te conviertes en una parte del Tao. Deberías ser flexible: cuando precises moverte en la sociedad, usa el lenguaje; cuando no, deja de utilizar el lenguaje. El lenguaje ha de ser usado como una función, como un mecanismo. No te obsesiones con él, eso es todo… Por ejemplo, yo estoy utilizando el lenguaje porque quiero comunicaros algo. Sin embargo, cuando no estoy con vosotros no estoy en el lenguaje, no hay ninguna palabra moviéndose en mi interior. Cuando me comunico, me vuelvo parte de la sociedad; cuando no, me vuelvo parte del Tao, del Universo, de la Naturaleza, de Dios; lo puedes llamar como quieras… Con Dios, el silencio es comunicación; con la gente, la comunicación es el lenguaje.

Si estás con un amigo y permaneces en silencio te sentirás extraño y él pensará que algo va mal; si el marido se sienta en silencio, la mujer inmediatamente empezará a pensar que hay problemas. ¿Por qué esta necesidad de hablar? Porque si no hablas significa que estás solo, que no aceptas que estás con alguien, el otro no existe para ti. Y el otro se da cuenta, te siente indiferente. Así que la gente sigue hablando. Y cuando no hay de qué, se habla del tiempo o de lo que haga falta. Todo vale, la cuestión es hablar. Además, es de mala educación estar en silencio cuando hay alguien presente.

Sin embargo, con Dios o la Naturaleza ocurre justo lo contrario: hablar significa que eres indiferente a esa realidad que está delante de ti. Ahí sólo se necesita silencio. Cuando naces traes silencio al mundo. El lenguaje es algo que se te da; una enseñanza de la sociedad. Es útil; una herramienta. Pero tú traes contigo silencio al mundo. Encuentra ese silencio de nuevo. Todo el asunto se reduce a volver a ser parte de la Naturaleza e ir más allá de la sociedad, no en su contra… Renacer, volver a ser como un niño, quiere decir ser natural.

Cuando realmente estás en silencio ni siquiera estás en silencio, porque silencio es justamente lo opuesto al ruido. Si no hay ruido, ¿cómo puede haber silencio? Cuando desaparece el ruido también desaparece su opuesto y ni siquiera puedes decir: “Estoy en silencio”. Si lo dices, lo pierdes. Y cuando te vuelves silencioso no sabes qué es qué. Todas las cosas se diluyen en todas las demás cosas porque no estás aquí. Tú solamente eres parte del ruido; el yo es la cosa más ruidosa del mundo, el mayor perturbador, todo lo demás es solamente un subproducto suyo… Cuando estás vacío, no puedes sentir: “estoy vacío”; si fuera así, querría decir que todavía estás tú ahí para sentir y entonces la casa está llena, no vacía. Cuando estás realmente vacío, estás vacío de ti mismo. Cuando cesa el ruido, también tú cesas. Entonces la realidad está delante de ti… Dentro y fuera, en todas partes.

Vacío acá, vacío allá, y sin embargo, el Universo infinito está siempre delante de tus ojos”… Vacío dentro, vacío fuera… ¿Puede haber dos vacíos? No, por su propia naturaleza se convertirán en uno. Dentro y fuera, acá y allá, interior y exterior son sólo divisiones de la mente… Las palabras están condenadas a decir la mitad, no pueden expresar algo completo. Si dices: “La vida existe”, ¿qué pasa con la muerte? Y una verdad a medias es más peligrosa que una mentira, pues lleva algo de fragancia de verdad y te puede engañar… Todos los cultos y credos se fundamentan en palabras y están basados en verdades a medias. Si se intenta expresar el todo, no se dice nada. Si afirmas: “La vida es ambas: vida y muerte”, la gente pensará que te has vuelto loco.

Cuando desaparecen límites, definiciones, dudas y argumentos

Infinitamente grande e infinitamente pequeño; no hay diferencia”... Si vas hacia abajo, analizando, llegarás a lo infinitamente pequeño. La ciencia lo ha hecho y nos habla de las partículas más microinfinitesimales (similares a puntos de información y de naturaleza vibracional), aunque no haya podido verlas. Entonces, ¿por qué asegurar que existen? La física casi se ha convertido en metafísica. No es capaz de verlas, solamente puede observar las consecuencias: ve los efectos, pero no la causa. Es lo que los místicos siempre han sostenido: “No podemos ver a Dios, pero si la Creación. Dios es la causa; la Creación, el efecto”… Si oyes mi voz y no puedes verme, tendrás que deducir que estoy en algún sitio. Y tampoco puede verse lo infinitamente grande, también se vuelve invisible por envergadura. Ambos –lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande- son iguales porque son infinitos. Y en lo infinito, el que sea grande o pequeño no supone diferencia.

“…Porque las definiciones han desaparecido y no se ven límites. Lo mismo pasa con el Ser y el no-Ser”… Cuando estás completamente vacío, sin ningún ego, ¿estás siendo o no-siendo?... No se puede decir nada… La gente hace cantidad de preguntas acerca de los llamados temas conscienciales y espirituales… No preguntes sobre esas cuestiones: transfórmate en un buda y ve por ti mismo, porque lo que sea que te digan no será correcto.

No malgastes el tiempo con dudas y argumentos que no tienen nada que ver con esto”... La realidad no depende de tus argumentos. Que demuestres esta o aquella teoría es irrelevante; la realidad está ahí. Estaba ahí antes que tú, estará ahí después de ti, siempre ha estado y siempre estará. No depende de tu mente; al contrario, tu mente depende de ella. No necesita ninguna prueba que la demuestre o la rebata. Existe por sí misma. La verdad quiere decir: aquello que es… Al argumentar malgastas energía y tiempo. Mejor disfruta de la realidad, fúndete con ella, ¡vívela! Si vives, empiezas a emanar a tu alrededor el aroma de la realidad. Y algo de la inmensidad, de lo infinito, empieza a ser expresado a través de tu existencia finita. Poco a poco se disuelven tus fronteras y te vas disolviendo: la gota se transforma en el océano.

La vida consiste en pequeñas cosas. Los grandes problemas están sólo en la mente, no en la vida. Que tú decidas si Dios existe o no, no importa en absoluto. Tienes que respirar, comer, dormir, abrigarte… Y por eso mismo,  las cosas pequeñas no lo son tanto, porque si la vida consiste en ellas son vitales.

El todo es una unidad orgánica

Una cosa, todas las cosas: van juntas y entremezcladas”... La vida es una unidad orgánica: nada está dividido, todo es uno, las divisiones son inventos de la mente. Más allá de la mente todas las cosas se entremezclan, se funden, se disuelven entre sí. Está ocurriendo todo el tiempo. No te das cuenta porque te has vuelto completamente ciego a causa de la abducción de la mente.

Observa cualquier fenómeno... Por ejemplo, comes una fruta… El árbol que la ha dado se mezcla contigo, la frontera ha desaparecido. La fruta en el árbol ha transformando la tierra, los rayos del Sol, el agua… Porque tú no puedes comerte la tierra, ni los rayos solares directamente, pero la fruta hace un milagro al mutar todo y hacer posible que puedas absorberlo hasta convertirse en tu propia sangre. Y tu sangre está constantemente produciendo y crea semen. Nace una semilla y esta semilla se convierte en un bebe. Ahora la fruta está en el niño. ¿Dónde están las fronteras? El Sol se integra en el árbol; el árbol en ti; tú en el niño; y así sigue y sigue...

Esta energía que es la fruta siempre ha estado ahí, en la existencia; fundiéndose, disolviéndose, emergiendo, yendo de esto a lo otro, cruzando las fronteras. Y la totalidad de la energía permanece igual, no puede aumentar ni disminuir, porque no hay ningún otro lugar adonde ir. Al Universo no se le puede añadir ni restar nada. ¿Dónde lo vas a llevar? El todo permanece igual. mientras las cosas están en constante movimiento. El aliento que está en ti, estará después en mí. Tu corazón y mi corazón laten en el mismo océano de vitalidad. Lo que llamas tu vida no es tu vida: no es de nadie; o es de todos.

El Sol está trabajando para ti Y las estrellas; y todas las personas del mundo. Y tú estás trabajando para ellas. Te morirás y los gusanos se comerán tu cuerpo, serás su comida… Tiene que ser así: tú has hecho de muchas cosas tu comida y, finalmente, te has convertido en comida. Es una cadena... y tú quieres aferrarte a la vida. Pero entonces la vida cesaría.

Todo se funde, se encuentra, se disuelve. ¿Por qué preocuparse? Sólo existe el todo, las individualidades son falsas. Cuando ves la realidad justo delante de sus ojos, comprendes que no hay nada por lo que inquietarse, pues el todo sigue viviendo independientemente de que lo que llamas tú viva o no. Tu muerte no es un problema: vivirás en el todo de millones de formas. A veces has sido un animal, otras un insecto, un árbol o una piedra; y la vida sigue. Así que, en cierto sentido, tú no eres nadie, pero en otro sentido eres el mundo. En un sentido no eres y en otro eres el todo, porque no estás separado.

La separación produce ansiedad. Si estás angustiado significa que piensas que estás separado. Te estás creando problemas a ti mismo innecesariamente. No hay necesidad, porque el todo sigue viviendo; el todo no puede morir. Sólo las partes mueren, pero la muerte no es realmente una muerte, es un renacimiento. Mueres aquí y naces allí.

Totalidad y perfección

“… Sin distinción. Vivir en esta comprensión es no estar inquieto a causa de la no perfección”… La perfección es otra meta egóica. La gente religiosa trata de ser perfecta, pero ¿quién eres tú para ser perfecto? Sólo el todo es perfecto, tú nunca podrás serlo. Hasta un buda tiene que caer enfermo y morir. La idea de la perfección es una locura del ego. El todo ya es perfecto, no necesitas preocuparte por él. Y es en el todo donde tú también eres perfecto, pero sólo en el todo, no el tú separado. Entiende estas dos palabras: totalidad y perfección. A un místico, le interesa la totalidad, nunca la perfección; y a una persona religiosa le interesa la perfección, nunca la totalidad… Totalidad significa: “Yo no soy, el todo es”. Y es perfecta, ¿cómo podría ser de otra forma?: no hay comparación, no hay nada ni nadie más. Sin embargo, si piensas en términos de tu propia perfección (moralidad, ideales, carácter…), te volverás loco porque, como unidad separada, continuarás siendo imperfecto.

En el mundo de las religiones se halla la gente más egoísta, porque están intentando ser perfectos en todas las cosas. No pueden estar relajados, siempre estarán tensos. Y siempre habrá algo que esté mal y que ellos tengan que arreglar; siempre estarán preocupados. En cambio, una persona de entendimiento permanece relajada. Eso no significa que no le importe nada. Le importa, pero sabe que es sólo una parte. Nunca piensa de sí mismo que es el todo, así que nunca está preocupado. Disfruta de lo que sea que esté haciendo sabiendo que quedará imperfecto. No obstante, disfruta al hacerlo; y al disfrutarlo, la perfección que sea posible ocurrirá sin causarle preocupaciones. Le gusta aun sabiendo que no será lo absoluto. No puede serlo; algo se quedará incompleto, tal es la naturaleza de las cosas.

Hasta Buda permaneció imperfecto hasta el último momento de su vida, pero sin inquietarse por ello. Esa es la razón por la que los budistas tienen dos términos para nirvana. A la iluminación le llaman “nirvana”; y a la iluminación suprema, “mahaparinírvana”. Nirvana significa que un buda, aun habiendo alcanzado la iluminación, continúa en el cuerpo -en el cuerpo imperfecto, en el mundo de las partes imperfectas-. Luego, cuando deja el cuerpo y desaparece en el vacío supremo, es mahaparinirvana: la imperfección desaparece, no hay individualidad, él es el todo… Sólo el todo puede ser perfecto.

Todo perfeccionismo es un esfuerzo egoísta. Intenta hacerlo lo mejor que puedas, pero no te vuelvas loco por ello… Una persona de entendimiento acepta lo que es posible; se relaja y disfruta de lo posible. Y cuanto más disfruta, más perfección llega a su vida. Pero ya no es una preocupación, es una gracia; esa es la diferencia… Si te acercas a un místico sentirás que hay cierta gracia en torno a él, que no realiza esfuerzo alguno. Él no ha hecho nada consigo mismo, simplemente se ha relajado en lo supremo. Y tú sientes esa ausencia de esfuerzo en torno a él. Este es el criterio para saber cuando estás ante un Maestro: que fluya espontáneamente. Si se trata de un perfeccionista, te mutilará y dañará en muchos sentidos… No te inquietes por nada; tampoco por ser perfecto. Simplemente, ¡vive! Vive plenamente y no te preocupes por las consecuencias, por lo que ocurra…. “Vivir en esta fe”... Esto es fe; esto es confianza.

Un perfeccionista nunca confía en nada porque siempre está buscando faltas. Aunque le presentes una flor, hallará imperfecciones inmediatamente. Su ojo es el de la lógica, no el del amor. Siempre tiene dudas; no puede confiar en nadie porque no puede confiar en si mismo… Tienen miedo, porque todo se lo ha impuesto, no es natural. Una persona que no confía en su propia energía de vida no puede confiar en nadie; es un enemigo del ser humano, un envenenador. Y estos envenenadores han causado tanto daño a la Humanidad: “Esto está mal, eso es pecado, eres culpable”. ¡Cuánto enredo crean a su alrededor! A tus santos les gustaría que fueras de plástico, sin hambre, sin sed, sin amor; entonces serías perfecto. Pero la vida es tal como es. Tú no tienes cables, tienes nervios. Y el equilibrio siempre está en movimiento. Todas las cosas se mezclan y disuelven entre sí. Es por eso que estás vivo.

Una persona de entendimiento no se inquieta por nada y no piensa en términos de perfección; sencillamente vive el momento tan totalmente, como le es posible. Y cuanto más plenamente lo vive, más capaz se vuelve de vivirlo. Vive sin forzar ningún ideal, sin pensar en ningún concepto, sin poner reglas, sin ninguna regulación acerca de su vida. Vive y se deleita.

Salirse de la mente, del lenguaje y del tiempo

Vivir en esta fe es el camino a la no-dualidad”... Y esto es fe… “Porque lo no-dual es uno con la mente que confía”… Si confías, lo no-dual estará delante de ti. Pero si en el fondo tienes dudas, serán las palabras, teorías, filosofías y doctrinas las que te envuelvan. Y tú estarás completamente ciego: no podrás ver lo que esté cerca, sólo podrás pensar en lo lejano. Dentro confianza, fuera realidad; dentro confianza, fuera ver. La confianza y la verdad se encuentran y no existe ningún otro encuentro.

¡Palabras! El Camino está más allá del lenguaje, porque en él no hay ni ayer, ni mañana, ni hoy”… El lenguaje sólo es posible si el tiempo existe. El lenguaje es tiempo y se divide en las mismas categorías que el tiempo: pasado, presente y futuro. Y la vida está más allá… La vida no es pasado ni futro; ¿dónde está el pasado, dónde el futuro? Son frutos de la imaginación. Ni siquiera existe el presente: el presente sólo existe entre el pasado y el futuro; si no hay pasado ni futuro, ¿cómo va a existir el presente?

Ni pasado, ni futuro, ni presente… No existe el tiempo. Y todo el lenguaje depende del tiempo. El lenguaje y el tiempo son creación de la mente. Cuando abandonas el lenguaje, el tiempo desaparece; cuando dejas de pensar, transciendes el tiempo. Y cuando el tiempo no existe, has entrado en lo eterno… La verdad es eterna. Pero lo único que tú tienes son reflejos temporales de la verdad debido a tu identificación con la mente. Si abandonas la mente, de repente, todo encaja… Todo lo que estabas buscando, ocurre; todo lo soñabas y deseabas íntimamente, acontece. Todo se cumple.

¡Todo está cumplido! Y todo el mensaje se resume en cómo salirse de la mente, del lenguaje y del tiempo.

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Fuente: Extracto del capítulo décimo y último de “El Libro de la Nada”, de Osho, realizado por Emilio Carrillo.
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