Para empezar, dos datos poco divulgados que fotografían a la élite que maneja los hilos de la economía española:
+ Diez familias (la mayoría se enriquecieron o consolidaron su riqueza durante el franquismo) y una veintena de empresarios controlan 19 de las 35 mayores empresas cotizadas en España (Fuente: Estudio de Consultores de Gobierno Corporativo).
+ Una pequeña elite que representa el 0,0035% (unas 1.500 personas) de la población total (45 millones) controla recursos que equivalen al 80,5% de la actividad económica del país -producto interior bruto (PIB)- (Fuente: Estudio del profesor Iago Santos).
¿Qué consigue con ello está élite económica?. Dos cosas importantes:
+Lucrarse al máximo. Por ejemplo, obtienen las retribuciones más altas de Europa como miembros de los consejos de administración de las empresas que dominan.
+Influir directa y decisivamente en las decisiones gubernamentales que les afectan.
+Establecer reformas en la legislación laboral que les den más libertad, que les permitan reducir costes y que debiliten aún más a los trabajadores a la hora de defender sus derechos laborales (cuando hablan de reducir los salarios -que no sus beneficios- se olvidan de recordar que España es el único país de la OCDE -las 22 economías más desarrolladas del planeta- en donde los salarios reales bajaron entre 1995 y 2005).
+Avanzar en un sistema privado de pensiones que sustituya al modelo público vigente (incrementar la edad de jubilación a 70 años es clave para que este nuevo sistema privado sea un gran negocio).
+Disminuir la capacidad de maniobra de los gobiernos para seguir desplazando el poder de decisión hacia espacios e instituciones no representativas en las que, lógicamente, pueden influir más cómoda y eficazmente.
Frente a la prepotencia con la que se dirigen a los ciudadanos, éstos deben saber:
+Las propuestas que hacen los gobernadores y expertos son el resultado de sus posiciones ideológicas y no de verdades científicas que puedan considerarse, como ellos las presentan, inexorables o indiscutibles.
+Las instituciones a las que representan no son precisamente el templo del saber objetivo, como quieren hacer creer; y los informes que elaboran no son tampoco el mejor ejemplo de independencia, libertad de pensamiento y pluralidad. Los bancos centrales, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la mayor parte de los organismos internacionales se han consolidado como instrumentos al servicio de los grandes poderes económicos y financieros en donde se selecciona a los profesionales con criterios ideológicos y se ha marginado y se margina hasta la extenuación a quienes no suscriben los postulados liberales.
+Esa ideología liberal de la que parten sus proposiciones es especialmente irrealista y errónea. La mejor y más definitiva prueba es la crisis que sufrimos, generada y expandida por la ineficacia, ineficiencia e ilógica del liberalismo económico y el neoconservadurismo político.
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