21/3/19

¿Qué hay detrás del transhumanismo? (I)

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El presente texto se inscribe en una serie de cuatro artículos escritos por Manolo López (glocalismo@gmail.com) y que se publican en este blog en siete entregas, conforme al siguiente calendario y orden temático:
1. El fin de la maternidad natural: lunes 14 de enero de 2019.
2. El imperio de la pederastia (I): jueves 7 de marzo de 2019.
 3. El imperio de la pederastia (II): jueves 14 de marzo de 2019.
4. ¿Qué hay detrás del transhumanismo? (I): jueves 21 de marzo de 2019.
5. ¿Qué hay detrás del transhumanismo? (II): jueves 28 de marzo de 2019.
6. La Falocracia y el Nuevo Orden Mundial (I): jueves 3 de abril de 2019.
7. La Falocracia y el Nuevo Orden Mundial (II): jueves 10 de abril de 2019.
Todos ellos forman un todo, por lo que para su mejor comprensión conviene leerlos desde el principio hasta completar las 7 partes que lo componen.
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Este artículo es continuación de los dos anteriores: “El fin de la maternidad natural” y “El imperio de la pederastia”. Por tanto, para su mejor comprensión, recomiendo que se lean ambos antes de comenzar con este.
La palabra transhumanismo no aparece en el diccionario de la lengua española de la RAE (Real Academia Española), sin embargo, sí aparece su definición en Wikipedia: “el transhumanismo es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas tanto a nivel físico como psicológico o intelectual”. Esta definición adolece de algunas imprecisiones como, por ejemplo, que además de cultural e intelectual es, sobre todo, un movimiento científico que, como veremos, afectará a todo y a todos, y tampoco es cierto que dichas tecnologías de mejoramiento de las capacidades del ser humano estarán ampliamente disponibles pues, por su alto coste, sus principales “ventajas” solo estarán disponibles para unos pocos.

En términos más claros, el objetivo principal del transhumanismo básicamente sería la eliminación de los aspectos no deseados de la condición humana, como son la enfermedad, el sufrimiento, el envejecimiento e, incluso, la mortalidad. Por tanto, se podría decir que, mediante la fusión de las tecnologías con la biología y el acceso restringido de unos pocos a sus mejores “ventajas”, podría generarse una Humanidad a dos velocidades, que distanciaría rápidamente a esos pocos de la gran mayoría, pudiendo dar lugar a una definitiva brecha que separaría a los que podríamos llamar superhumanos (muy mejorados artificialmente) respecto a los infrahumanos (mejorados únicamente para ser controlados). No obstante, de aquí a que esto ocurra, nos tratarán de seducir con la falacia de que los avances tecnológicos para nuestro mejoramiento biológico y mental estarán ampliamente disponibles para la Humanidad en general.

Sin ir más lejos, en EEUU y Reino Unido ya se han presentado los primeros candidatos políticos a sus respectivos comicios electorales para formar gobierno, basándose fundamentalmente en la declaración transhumanista que fue creada originalmente en 1998 por un grupo internacional de autores de reconocido prestigio, teniendo dicha declaración cada vez más seguidores. Su segundo enunciado dice lo siguiente: “Creemos que el potencial de la humanidad aún no se ha realizado. Hay posibles escenarios que conducen a condiciones humanas mejoradas maravillosas y que merecen la pena”. Y en España, muy recientemente, ya se ha creado el partido político Alianza Futurista presentándose en su web del siguiente modo: “Alianza Futurista es un partido político transhumanista español que trabaja para alcanzar la abundancia tecnológica material e inmaterial, la longevidad radical, la promoción de la razón, la ciencia y la educación, y la abolición del sufrimiento, tanto humano como no humano”.

El filósofo y escritor estadounidense Zoltan Istvan, en 2016 fue el pionero en presentarse como primer candidato presidencial transhumanista de la Casa Blanca, iniciando un debate popular acerca del derecho de los ciudadanos a retrasar su propia defunción, llegando incluso a ofrecer la posible inmortalidad física en un futuro próximo. Como podemos intuir, si esto fuese posible, lo sería solo para unos pocos “privilegiados”, al menos en principio. Aunque habría mucho que debatir sobre las posibles ventajas e inconvenientes de una sociedad donde pudieran convivir seres humanos físicamente inmortales junto a otros que no podrían o no querrían serlo, se daría la paradoja de tener que aprender a defender los derechos de unos y otros. Si viviéramos en una sociedad futurista de este tipo siendo mortales ¿votaríamos a las personas inmortales? Y, si pensamos en nuestras próximas elecciones, ¿votaríamos a quienes desean y pueden mejorar tecnológicamente sus cuerpos retrasando su envejecimiento hasta la propia inmortalidad, mientras nos prometen que trabajarán para que todos salgamos beneficiados? Ahí quedan las preguntas para que podáis responderlas ahora, o mejor aún, cuando finalicéis de leer éste artículo.

Respecto a lo dicho hasta ahora, Yuval Noah Harari, posiblemente el antropólogo más influyente de este siglo, dijo en una entrevista lo siguiente: “Creo que en el futuro habrá un auge de tecnoreligiones surgidas en Silicon Valley. Éstas harán las mismas promesas que las religiones tradicionales, pero con una diferencia importante: el paraíso no estará detrás de la muerte, sino en la vida”. Lo que significa, a mi modo de ver, que a través del transhumanismo se está tratando de crear una nueva religión mundial que intentará relevar a las grandes religiones del mundo, a través de unas nuevas promesas sobre el futuro “paraíso” en la Tierra para los inmortales “dioses” transhumanos, posthumanos o postbiológicos. Al parecer los actuales transhumanistas ven en la biología y lo natural algo problemático, deseando superar las limitaciones físicas e intelectuales mediante el control tecnológico que les permitan elegir su propia evolución hasta llegar a convertirse en posthumanos y postbiológicos. Un posthumano sería la culminación del proceso transhumanista donde biología y tecnología estarían perfectamente fusionadas en un cuerpo físico gracias a la biónica y con soporte en la inteligencia artificial (IA). Podría gozar de una prolongación de la vida sin deteriorarse, tendría mayores capacidades físicas e intelectuales, con un cuerpo físico conforme a sus deseos y pudiendo engendrar clones de sí mismo. Y, como culmen de la evolución posthumana, en teoría se podría llegar a la era de los seres postbiológicos, donde la mente o la consciencia no necesitarían de los cuerpos biológicos, pudiéndose prescindir de la biología e, incluso, desterrarla en el olvido.

Regresando al momento presente y después de lo expuesto hasta ahora, los primeros pasos del transhumanismo se están viendo reflejados en numerosas personas que se presentan al mundo como cíborgs o biohackers. El primer hombre ciborg reconocido como tal por el gobierno británico es Neil Harbisson, quien da conferencias por todo el mundo, siendo la primera persona de la historia que tiene implantada una antena en su cerebro, proporcionándole entre otras ventajas la conexión directa y permanente a internet. Harbisson llega a decir “Yo no uso tecnología, soy tecnología”. Por otro lado, como biohackers he encontrado a la joven escocesa Lepth que se autoimplantó 50 chips y varios imanes para mejorar los sentidos de su cuerpo, al norteamericano Tim Cannon que también experimenta con su propio cuerpo insertándose microprocesadores y Aaron Traywick que falleció en octubre-2017 tras aplicarse un tratamiento génico experimental.

Y ahora, antes de explicar qué se oculta detrás del transhumanismo, voy a dar un rápido repaso a cuáles pueden ser los próximos hitos que marcarán la evolución tecnológica de la humanidad, principalmente, a través del proyecto avatar y a través de las predicciones del “profeta tecnológico” Ray Kurzweil.
El Proyecto Avatar o Iniciativa 2045, son los nombres con los que se conoce el gran proyecto transhumanista para alcanzar la ansiada inmortalidad física del ser humano. Fue en marzo de 2012, cuando el multimillonario ruso Dimitry Itskov lo presentó en el entorno del Global Future 2045 International Congress celebrado en Moscú. Meses después, volvía a recibir atención mediática tras la carta abierta que dirigía a las personas más ricas del mundo integrantes de la lista Forbes, en la que Itskov les proponía participar en el proyecto. El mismo constaría de cuatro fases:
Avatar A: En esta fase del proyecto, a desarrollar entre 2015 y 2020, se intentará construir un robot totalmente controlado a través de la mente humana (esta fase ya está lograda).
Avatar B: En ésta, a conseguir entre 2020 y 2030, se pretenderá trasplantar con éxito el cerebro de una persona a punto de fallecer en un cuerpo totalmente robótico.
Avatar C: A desarrollar entre 2030 y 2035, en esta fase se intentaría conseguir volcar el contenido de un cerebro humano (se experimentará con personas voluntarias a punto de fallecer) en un soporte artificial, es decir, transferir toda la información de la personalidad con todas sus memorias a un avatar totalmente robótico, es decir, una especie de androide-humano.
Avatar D: Para el año 2045, como punto final del trayecto, se intentaría lograr una existencia “holográfica” o, dicho de otra manera, una vida virtual en la que cualquier persona pudiera existir y desarrollar su vida íntegramente en el interior de un sistema computerizado, sin necesidad de un sustrato físico individualizado.

Todo lo anterior suena a ciencia ficción, pero si lo comparamos con las “profecías” de Ray Kurzweil,  podemos ver que hay muchas coincidencias en relación a los logros y en los plazos. En una reciente entrevista dijo “No creo que los humanos tengan que ser biológicos”. El señor Kurzweil, de quién hace algún tiempo me leí “Cómo crear una mente: el secreto del pensamiento humano”, un prolijo libro que no me dejó buen sabor de boca puesto que habla de lo próxima que está la conquista de la inteligencia humana por la IA, que dará a las futuras máquinas unas capacidades de pensamiento autónomo y, por tanto, de toma de decisiones, lo que las dotará de una especie de “libre albedrío”, pudiendo llegar incluso a simular perfectamente las emociones humanas.
Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, también dirige la Singularity University que, según define Juan Martínez Barea (su embajador para España) en su libro “El mundo que viene” (que también me leí junto al de Ray): “Es una universidad disruptiva liderada por los gigantes tecnológicos NASA y Google” o como él mismo dice en wikipedia Imaginen un híbrido entre la NASA y Teresa de Calcuta, y obtendrán Singularity University. Tecnología a lo bestia, inmensa ambición e idealismo y altruismo a raudales”. Pues bien, en 1990 Kurzweil escribió un libro titulado “La era de las máquinas inteligentes” en el que realizaba 147 predicciones con una tasa actual de aciertos del 86%, lo que me lleva a pensar que sus predicciones futuras también podrían cumplirse en su mayoría. Todas ellas las basa, según dice, en que “la capacidad de crecimiento de la tecnología sigue una trayectoria predecible y exponencial”. Como aciertos más significativos están: el haber acertado con las fechas de inicio del uso masivo de internet a nivel mundial, mucho antes de su explosión comercial y, su predicción casi exacta con siete años de antelación de la fecha en la que un ordenador sería capaz de derrotar a los mejores jugadores de ajedrez del mundo. Así ocurrió en mayo de 1997 cuando el entonces campeón mundial, Gary Kasparov, fue derrotado por Deep Blue. Y ahora vayamos con las próximas predicciones más importantes del “profeta tecnológico”:
En 2029 la IA superará el famoso Test de Turing, considerándose entonces que la IA habrá superado a la inteligencia humana.
Antes de 2030 seremos capaces de imprimir en 3-D básicamente todo. Conforme la impresión 3-D se comercialice a gran escala y en código abierto, “seremos capaces de vivir extremadamente bien e imprimir todo lo que necesitemos.” De hecho, en la actualidad ya se puede imprimir casi de todo: casas 3-D (construidas en 24 horas), órganos humanos, sistemas protésicos y puentes (en 2016 se instaló en un parque de la localidad Alcobendas-Madrid el primer puente 3D del mundo). En la próxima década será raro el hogar que no tenga una o varias impresoras 3D.
Antes de 2040, “nanobots” conectarán nuestro cerebro con la nube y prolongarán nuestras vidas. Estos nanobots, nos darán “una inmersión total de realidad virtual desde dentro de nuestro sistema nervioso”. En otras palabras, nuestros cerebros estarán conectados a la nube. Del mismo modo, los nanorrobots podrían reforzar el trabajo del sistema inmunológico derrotando a cualquier enfermedad, incluso al cáncer. Esto conduce a lo que los futurólogos del transhumanismo llaman la extensión radical de la vida, que en palabras de Kurzweil sería: “la muerte es una enfermedad que puede ser curada y los nanobots son una de las formas de curarla”.
En 2045 llegará la Singularidad Tecnológica (“curiosamente” la misma fecha en la que finaliza el Proyecto Avatar). Es la fecha más importante para Kurzweil. Ese es el año en que ocurrirá lo que los futuristas llaman la Singularidad, el momento en que la tasa de crecimiento de evolución biológica será superada por la IA, siendo su potencia de cálculo hasta mil millones de veces superior a la de la inteligencia humana. En su libro “La singularidad está cerca”, Ray dice: “La Singularidad es un período futuro durante el cual el ritmo del cambio tecnológico será tan rápido y su impacto tan profundo, que la vida humana se transformará irreversiblemente. Aunque, ni utópica ni distópica, esta época va a transformar los conceptos en los que nos apoyamos para dar sentido a nuestras vidas, de nuestros modelos de negocio para el ciclo de la vida humana, incluyendo la muerte”. Muy curioso cuando habla de “modelos de negocio” para la vida humana, incluida la muerte, con lo que ya se puede entrever hacia dónde nos quieren dirigir: hacia la mercantilización total de la vida de la gran mayoría de seres humanos desde el nacimiento hasta la muerte, convirtiéndonos en ganado cibernético humano, manipulable y robotizado, es decir, reduciéndonos a la condición de seres infrahumanos, meramente instrumentales, como si fuésemos simples bienes de consumo.
Después de la Singularidad, seremos capaces de “subir” nuestra mente a las computadoras. De acuerdo con este argumento, podremos transferir nuestra conciencia de seres basados en el cerebro a seres basados en el ​​ordenador. Incluso Stephen Hawking cree que esto es posible: “Creo que la mente es como un programa en el cerebro, así que teóricamente es posible copiar el contenido del cerebro en un equipo y así proporcionar una forma de vida después de la muerte”.
Cada ser “humano” podría tener distintos cuerpos virtuales. Si nuestra mente puede ser subida a alguna computadora y la realidad virtual es totalmente envolvente, entonces no cabe duda que nuestros cuerpos también van a ser virtuales. “Los cuerpos virtuales serán tan detallados y convincentes como los cuerpos reales”, dice Kurzweil. “Nosotros necesitamos un cuerpo, nuestra inteligencia está dirigida hacia un cuerpo, pero no tiene por qué ser un cuerpo frágil, biológico, que esté sujeto a todo tipo de fallos”. Así que, parece que seremos capaces de vivir, básicamente, en un mundo virtual al estilo de la película Matrix y cambiar de cuerpos a nuestro antojo del mismo modo que ahora podemos cambiar de videojuegos.
Hasta aquí, he explicado lo que considero más superficial y conocido sobre el transhumanismo. Ahora toca desvelar con mayor profundidad qué más hay detrás. Lo que narraré a partir de ahora, es la continuación de los dos artículos mencionados en el primer párrafo. Así que, respirad profundamente, y continuad leyendo.
Aunque la mayoría no conozcáis el término que ahora voy a emplear, os puedo asegurar que en estos momentos toda la población mundial está inmersa en una guerra de 5ª generación o llamémosle 3ª guerra mundial silenciosa. En mi primer libro La Huelga Tranquila, publicado en 2010, explico que el título del mismo me surgió tras conocer otro término de guerra que, al parecer, se declaró a la Humanidad después de finalizada la 2ª guerra mundial: la guerra tranquila. En esta guerra silenciosa todavía estamos inmersos la mayoría de los seres humanos que, de manera superficial, se escenificó mediante la llamada guerra fría que tanto miedo provocó a buena parte de la población mundial. Vaya por delante que las dos guerras mundiales y la guerra fría fueron financiadas en su totalidad, para todas las partes implicadas, por la misma élite oculta. Y quede claro, también, que estoy muy tranquilo de que no ocurrirá una 3ª guerra mundial atómica, como tantas veces han intentado hacernos creer para meternos miedo, pues sus intereses son otros como ahora veremos. En cuanto a la mencionada guerra tranquila, lo más importante para quienes la declaran es que no sea conocida por la gran mayoría, porque así podrán seguir utilizando impunemente sus sofisticadas armas silenciosas, a saber, la incitación al consumo desmedido dentro de un perverso e insostenible sistema competitivo capitalista, la inducción al endeudamiento perpetuo y el adoctrinamiento religioso, político, económico y social, principalmente.
La guerra de 5ª generación, también conocida como guerra sin límites es, a diferencia de las guerras de 1ª, 2ª, 3ª ó 4ª generación, la estrategia bélica y tecnológica más avanzada que jamás se haya empleado contra la Humanidad. Ya no se trata de ganar o perder una batalla para conseguir unos objetivos materiales, que también, sino, sobre todo, se trata de la Gran Conquista Final: el control absoluto de las mentes de todos los seres humanos del planeta, sin excepción. ¿También las de los humanos de la élite oculta? Pues sí, también las mentes de ellos que, por cierto, fueron las primeras mentes plenamente conquistadas. Después lo explicaré mejor. Pero, por favor, sigue leyendo con la mente abierta y el corazón sereno.
Mediante la guerra sin límites o guerra total tratan de manipular y controlar las mentes de todos y cada uno de nosotros y, mientras más seamos, más poder para ellos, por eso no les interesa reducir la población mundial drásticamente con una guerra atómica. Desean convertirnos en consumidores aborregados, sumisos, incapaces de comprender, dormidos ante la evidencia que ahora os estoy contando y, por tanto, faltos de motivación y de fuerza para poder salir de la matrix-prisión-mental en la que la gran mayoría ignora vivir. De hecho, ya estamos tremendamente manipulados y controlados mentalmente, como nunca antes lo habíamos estado y cada vez más, gracias a los avances tecnológicos. Como hemos visto, tratan de conducirnos, como si fuésemos ganado cibernético, hacia un mundo digital de vida virtual donde la IA supuestamente tomaría el control sobre la especie humana y sobre todo el planeta. Si las predicciones de Ray Kurzweil son ciertas, quedaría muy poco para que la especie humana en general quede sometida a la “voluntad” de las máquinas: tan solo 10 años.
Si en 2029 la IA supera a la inteligencia humana y ésta llega a centralizarse por la actual élite oculta, podría empezar a tomar decisiones por sí misma sobre los sistemas de abastecimiento de energía y de comunicaciones del mundo entero. Y entonces sí que tendríamos un grave problema, porque además una IA centralizada podría llegar a controlar y fabricar los sofisticados y mortíferos arsenales militares de ejércitos autómatas (como por ejemplo drones y aviones teledirigidos, misiles, satélites espías, sistemas globales y locales de vigilancia, vehículos militares autónomos, armas climáticas y bacteriológicas, androides, nanorrobots, etc.). Parece pura ciencia ficción, tal y como muchas películas y series de TV nos muestran continuamente pero, como podéis imaginar, éstas películas y series también forman parte del perfecto plan de manipulación mental y desinformación de masas con el que continuamente nos están bombardeando, en este caso dirigidas por la industria cinematográfica: Hollywood principalmente.
Pero no os desaniméis. Tened confianza, porque mucho se puede hacer todavía de aquí al 2029. En el Desenlace Final que expondré en el próximo artículo, diré qué podemos hacer cada uno de nosotros al respecto. En principio, la cuestión no está en tratar de impedir que la IA supere a la inteligencia humana. Esto será inevitable. Aunque no será así a nivel de sentimientos y emociones, cualidades éstas muy exclusivas de los seres humanos y otros seres biológicos. Lo que debemos conseguir, y conseguiremos, es que la programación de la IA esté bajo el control de seres humanos de buena voluntad y gran sabiduría. De esta forma la IA estará a nuestro servicio y no al revés. Afortunadamente, ya hay miles de magníficos hackers informáticos y expertos en IA de buen corazón, repartidos por todo el mundo, que trabajan para conseguirlo. El problema está en que la mayoría de ellos actualmente trabajan para las poderosas compañías del sector tecnológico, que lideran, recopilan y unifican los mayores logros en cuanto a IA se refiere, sin que por ahora sean totalmente conscientes de cuáles son los fines últimos que persiguen los máximos líderes y dueños de tales compañías.
Aunque estoy seguro que el pulso silencioso que actualmente está ocurriendo entre ambos bandos tecnológicos, se equilibrará en los próximos dos lustros, de manera que la balanza termine decantándose finalmente a favor de la raza humana en particular y de la vida planetaria en general. Y entonces, la última gran guerra, la guerra de 5ª generación, habrá terminado y la co-creación de un Nuevo Mundo para una Nueva Humanidad prevalecerá a partir de entonces, por primera vez, frente al mundo distópico construido hasta ahora. Cosa muy distinta sería la desaparición definitiva del Mal sobre este planeta que, según intuyo, irá disminuyendo lenta y progresivamente hasta que a finales de este siglo pierda todo su poder sobre todas las personas de Buena Voluntad de la Tierra que, en su inmensa mayoría, habrán crecido enormemente a nivel consciencial y espiritual. Pero, para que esta intuición que se manifiesta a través de mí se cumpla, es necesario que una masa crítica de los seres humanos actuales despertemos y actuemos en consciencia. Pero sobre todo esto, diré algo más en la conclusión de este artículo y mucho más en el Desenlace Final del próximo. 
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