20/1/21

No somos negacionistas

Hoy que ya vamos pasando del esperpento literario al lenguaje demoníaco acuñado por los expertos en Ingenieria Lingüistica, en repaso de prensa del 4 de enero, me ha detenido un publirreportaje disfrazado de entrevista, al escritor y poeta gaditano Felipe Benítez Reyes.

En su última novela de humor, más bien entre grotesca y despectiva, titulada: “La conspiración de los conspiranóicos”, que dice haberla escrito durante los meses de confinamiento, da a entender que le dio mucha “bola”.... ¿o balas?, el hecho de leer las teorías de los “alternativos”.

“Teorías delirantes” y “ficción pandemoníaca”, que en principio le provocaron tal irritación, que no le quedó otra más que, transmutarla en inspiración, si es que de verdad quería que su proyecto literario y-o mercantil (publicitado por el Grupo Vocento), llegara a buen puerto viento en popa a toda vela, como también describía en su periplo bandoleril otro poeta andaluz.

En su bajel pirata, comenzó la andadura psicodetectivesca, hurgando en lo más profundo de las oscuridades conspiranóicas de los alternativos. Viento en popa a toda vela, tras “entrar en las mentes de quienes razonan así”, y conseguir emerger de entre las brumas microencefálicas de quienes “atentan directamente contra nuestras vidas”, pues “el negacionismo conspiranóico de la pandemia mata”... sentenciaba el poeta.

Matar, meter, morir, mentir, maldecir, manipular, malmeter... Hoy, en todo ello está el germen del miedo global que vive-sufre la humanidad. ¿Dónde brotan esos desagües?... solo desde arriba se puede cavar un hoyo, desde la cúspide de la triada conformada por esas tres losas triangulares nombrables de la pirámide del poder terrenal...encumbrando a la Trilateral.

El odio y la mentira, socavan las mentes, hasta sumir en un pánico atroz a comunidades enteras. Lo contrario del amor no es el odio sino el miedo; el amor nos ayuda a sostener la vida con ilusión, el miedo a cavar nuestro propio hoyo. Por miedo a enfermar me pongo la mascarilla; por miedo a enfermar no me pongo la mascarilla. Por miedo a enfermar me vacuno (hoy: “inmunizo”), por miedo a enfermar no me vacuno. Responsables e irresponsables se pegan dentro de un mismo rebaño de inocentes, siendo así, que consiguen hacernos los mayores colaboradores de quienes... no tienen más que agitar la coctelera.

Siendo la bipolaridad la rémora existencial más común en cada individuo, hoy, también le ha llegado la hora de pandemizarla en esta batalla final, en la que los mundos de la Oscuridad han desatado la guerra de exterminio al espacio de la Luz. La muerte desafía amenazando a la Vida, al aplicar la venganza más feroz conocida en la historia de la humanidad; venganza para unas criaturas que nacimos para ayudarnos, pero en realidad.... ¿a quién estamos ayudando?

Difícil saber mientras no descubramos cómo nos hacemos colaboradores suyos, saber cómo se adueñan de nuestros sentidos, les quedaba el último.....el tacto.

En esta última vuelta en el Ruedo de la tierra, la arena del reloj se ha vaciado. Hoy, el tiempo ya es Oro traducido a espacio de Calor, como emisión de amor de un planeta Madre, que llama a sus atribulados hijos, a despertar a la vida Real. A no sucumbir ante el acoso de la mente gris; valernos de los Talentos internos que heredamos de Ella......ya antes de nacer de nuestra madre física.

En el germen de esta gran conspiración planetaria, dasatada por quienes NIEGAN el debate con esa otra parte de la ciencia disidente y-o escéptica (amablemente llamados alternativos pero denigrados como negacionistas por el bien promocionado y-o “bienpagao” autor de la novela).......está la mentira.

En artículo publicado en la revista The Lancet, su redactor jefe Richard Horton lo titulaba: “No es una pandemia”. No negaba la existencia del Covid-19, ni exponía “teorías delirantes”, o conspirativas propias de exaltados negacionistas  Sostenía que: “Nos enfrentamos a una sindemia o cuadro epidémico en que la enfermedad infecciosa, se entrelaza con enfermedades crónicas o recurrentes, asociadas a su vez a la desigual distribución de la riqueza, jerarquía social, progresiva dificultad de acceso a la vivienda y salud, etc.... factores de falta de progreso y bienestar marcados por la raza y clase social y de género.

La sindemia es una pandemia en la que los factores biológicos, económicos y sociales se entreverán de tal modo que hacen imposible una solución parcial o especializada y menos aún...mágica y definitiva”.

El problema no es, pues, el coronavirus, sino un capitalismo erosivo de valores, colonizador de cuerpos e invasor hasta el alma, que refacciona la vida de tal manera que nos impide distinguir entre muerte natural....y la provocada por él.

Así, ¿quién son los conspiranóicos?... ¿quiénes conspiran hoy más que nunca contra nuestra dignidad y existencia?, le preguntaría al científico-poeta.

Siendo de letras quizás no lo sepa, pero conviene recordarle, que en ciencias, mesurar o medir, se define: “Comparar una cosa con otra que se toma como unidad”....como patrón. Así, ¿cuál es su patrón científico de discernimiento a la hora de saber qué científico es cualificado y cual no? Y, ¿qué saber o patrón comparativo, además de la lingüística irónica, le lleva a postular: “Los del furor antivacuna, cualquiera tiene hoy su canalito privado de televisión y su hojita parroquial para opinar. Gente que carece de formación científica se cree capaz de desmentir a científicos acreditados”? Cuanta desmesura e ignorancia del tema y las tésis de científicos cualificados y a su vez denigrados como: Máximo Sandín, Almudena Zaragoza, María José Martínez Albarracín, Bartomeu Payerás José Luis Sevillano, Xavier Uriarte, Isabel Bellostas, Andreas Kalcker… miles más

¿Acreditados o cualificados?... Eh ahí donde la ciencia académica ligada a los intereses económicos de las grandes corporaciones farmacéuticas, corta en dos con la espada salomónica, dejando en la orilla a científicos bien cualificados y galardonados, aunque no acreditados ante la corte política del neoliberalismo oligárquico.... Y en su bajel pirata, los científicos “bienpagaos”, viento en popa a toda vela.... ante el silencio expectante del resto de enmudecidos

Los mitos clínico-resolutivos en torno a la eficacia de las vacunas, vienen desde mediados del siglo pasado. Aunque es historia pasada, conviene repasarlos y traerlos al aquí y ahora, pues en la misma medida de crecimiento exponencial del interés mercantil en torno a estos medicamentos, se viene dando el déficit de garantías sanitarias y de seguridad al paciente, así como de derechos a ser indemnizado por parte del productor del medicamento, ante casos de darse efectos adversos (RAV)...como ya se anticipó a aprobarlo viento en popa la UE.

En marzo-2020, el RDL 8/2020 sobre exposición de motivos de la liberación de organismos genéticamente modificados, destaca la reducción de garantías de seguridad, como plan diseñado por el globalismo y aprobado en julio por la UE.

Ante tal amenaza, hoy la bandera a alzar por “negacionistas”, es la del derecho a la vacunación voluntaria, y cumplimento en su totalidad de los artículos recogidos en la Ley 41/2002 Reguladora de la autonomía del Paciente.

Así, hoy, la lanza a romper a favor de quienes saben inmunizarse por otros medios mas naturales y menos peligrosos que los medicamentos de síntesis y vacunas genéticas, es que, así como en el punto 4 de esa Ley, exigen un escrito argumentado a quienes se niegan a vacunar, en virtud del derecho recíproco, exigimos a la administración, que al llamarnos a vacunar, también nos la hagan por escrito y firmado, no por la institución sanitaria...sino por persona responsable con también nombre y apellido......¡repartamos el miedo!

No obstante, tal y como asegura el biólogo genetista Rob Wallace en su libro: “Grandes granjas, grandes gripes” como causas son: pérdida de biodiversidad debido al monocultivo, gran concentración de explotaciones ganaderas y granjas avícolas y porcinas en ambientes insalubres, cercanas a grandes ciudades, así como también cada vez más próximas a la frontera con la fauna silvestre y migratoria, lo que la expansión de virus y microorganismos patógenos para los humanos, hará irresoluble el problema de las pandemias hasta el límite de poner a riesgo la propia existencia humana y dignidad animal

Seis millones de años de existencia de los humanos en el planeta, no han sido suficientes para corregir hábitos tan primitivos, como el de comer la carne del cadáver de una criatura que nació y se amamantó de una madre igual que nosotros los humanos. ¿Acaso le es legítimo al ser humano devorar criaturas evolutivamente tan próximas a él? Esto, como causa, ¿no tendrá que ver con la consecuencia de bipolaridad que nos caracteriza e impide recobrar la esencia original: indivi-duo...humanos no hibridados...andróginos no modificados?

Dos árboles en el Paraíso terrenal: ”Tomad solo de los frutos de este y viviréis eternamente; si tomáis de ese otro, os volveréis mortales?”....

Estamos en el tiempo del balance de la Balanza. En otro lenguaje, tiempo final para el ajuste cuentas, en el que los arquetipos humanos de la memoria animal, los cerebros grises...claman venganza y reparación. ¿También llamarán “negacionistas” a los escépticos sobre la teoría científico-dogmática de la manzana? ¡Cuánto daño a la inocencia humana, a través del engaño de los dogmas del poder religioso... como germen y cúspide de todo poder terrenal!

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Autor: Iulen Lizaso (iulenlizaso@gmail.com)

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