21/5/20

Puntos de luz


La vida, tal cual la concebimos en este planeta, se da en parte por un equilibrio concreto entre la energía que emana de la Tierra y la que recibimos del resto del Universo.

En la mayoría de la superficie terrestre nuestras células funcionan con normalidad. No obstante, hay zonas concretas de nuestro planeta que emiten una energía muy elevada y otras zonas que pueden llegar a drenar nuestra propia energía.

En muchas zonas de energía elevada se han construido catedrales y demás edificios o monumentos que facilitan la toma de consciencia espiritual. En esos enclaves, nuestras células vibran con tanta intensidad que nos permite sentir más Luz; más lucidez.
Por el contrario, a las zonas que drenan nuestra energía, no se les ha dedicado la misma atención y existen muchas viviendas y bloques de edificios que se han construido sobre lugares en los que cuesta descansar y donde nuestras células y ritmos biológicos requieren de esfuerzo para un funcionamiento armónico.

Tanto los lugares con exceso de vibración como aquellos que debilitan la nuestra, no son aptos para vivir porque, entre otras razones, distorsionan nuestra lucidez y nuestra experiencia humana.
Los lugares que drenan nuestra energía drenan también nuestra integridad y, tanto nuestra vibración como nuestra lucidez, pueden bajar hasta el punto de perder el sentido de estar aquí y desear irnos.
De una forma diferente, los lugares con exceso de luz, pueden generar un efecto parecido. Estar tiempo continuado en ellos lleva a nuestra vibración y luz interna a un nivel tan alto, que podemos llegar a menospreciar la vida y la materia. Cuando se alcanza ese grado, se puede llegar a desear transcender esta experiencia sin experimentar lo que realmente hemos venido a vivir.

Lo mejor, como en todo, es optar por el equilibrio.

No es casual ver a personas que eligen vivir en lugares débiles. Cuando se dedica tiempo a conocerlas es fácil ver cómo han normalizado el esfuerzo y la dificultad en su vida. Lo tienen tan integrado, que vivir en un entorno hostil, no les supone una diferencia respecto a cómo se viven a sí mismas.
Tampoco es casual que personas que desean sobrevolar, sin "mancharse los pies de barro", esta experiencia material, opten por elegir pasar el mayor tiempo posible en templos o averiguando cómo crear uno en su propia casa.

Por muy densa que parezca, la materia está hecha de millones de puntos de luz. Nuestra consciencia es la que le da sentido. Cuidar nuestro equilibrio interior y exterior nos garantiza la luz necesaria para acceder a uno de los recursos más necesarios en esta experiencia; el discernimiento.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas
en el Diseño Sentidointeriorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida. 
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