7/11/19

Conexión natural


Los seres humanos precisamos biológicamente de un refugio para nuestra supervivencia.

La evolución de este refugio, desde las cavernas a lo que hay concebimos como hogar, nos ha traído consigo confort y seguridad, pero nos ha alejado de nuestra conexión innata con el medio natural.

Cuando vivíamos en contacto directo con la naturaleza, nuestros ritmos internos iban acompasados con los ritmos del planeta.

Nuestra forma de vivir estaba vinculada directamente con el entorno que nos envolvía y no nos costaba ningún esfuerzo vivir los momentos de descanso y de vigilia.

Diversos antropólogos exponen incluso la teoría de que, al ser aquellos primeros refugios espacios abiertos, nuestra intuición nos llevaba a dormir orientarnos hacia direcciones acordes a nuestra tarea principal del día siguiente. Exponen que nos orientábamos de forma diferente si al día siguiente debíamos tener desgaste físico como la caza, o si iba a ser un día de actividad intelectual como el desarrollo de herramientas o la búsqueda de un mejor emplazamiento para la tribu.

De ser cierta esta teoría, confirma que nuestra intuición está sincronizada directamente, no solo con los ritmos naturales, sino con la amplitud de la vida.

Lo que hoy concebimos como hogar, nos hace la vida cómoda y nos protege de las inclemencias del tiempo, pero ha adormecido nuestra sensibilidad innata para conectar con nuestra sincronía natural. Aspectos tan simples como tener que amoldarnos a dormir en la única orientación que determinan los dos enchufes en la pared, colocados únicamente por criterios técnicos y de aprovechamiento del espacio, hace que nuestra brújula interna se empañe y llegue incluso a ser difícil orientarnos en la vida.

Este es motivo por el que, con mucha frecuencia, muchas personas se sienten más lúcidas saliendo de sus casas que estando dentro de ellas.

Por suerte, la consciencia de que la energía vital que se halla dentro de nuestra vivienda es la misma que  fluye libremente en la naturaleza y la misma que fluye dentro de nosotros, nos ayuda a entender estos procesos.

Si nuestra vivienda encorseta nuestra forma de ser y expresarnos, probablemente proyectemos en nuestro día a día esa misma limitación.

Si sientes que algo así te ocurre, busca un lugar natural donde sientas sincronía y expansión y desde ese estado, revisa de nuevo tu vida y forma de vivirla.

El contacto frecuente con la naturaleza desempañará tu brújula interna, te ayudará a sentirte de nuevo parte perfecta de ella y te resultará cada vez más sencillo percibir, no solo tu orientación correcta de vida, sino también aquello que pudiera alejarte de tu verdadera esencia.

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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.
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