5/11/18

Una nueva toma de consciencia: distopía de ayer, de hoy y de mañana (Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica)


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El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de este enlace se puede tener información sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
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         De la revista Cristianisme i Justicia, en 1989, se le pidió a Ignacio Ellacuría una reflexión sobre el "Quinto Centenario visto desde América Latina". Estaba trabajando en el tema... pero su vida fue segada junto con las de buena parte de su equipo, en la UCA de San Salvador, la madrugada del 16 de noviembre de aquel mismo año, año de la caída del Muro de Berlín. Actualmente, me han llegado unos puntos de meditación, desde el pensar y la vida comprometida de la Madre Teresa de Calcuta, Premio de la Paz, en 1979, que falleció el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta (India). Finalmente, me encuentro con un correo de Emilio Carrillo que invita a participar en un nuevo Proyecto de investigación “Consciencia y Sociedad Distópica". Estamos, pues ante un reto de análisis, meditación y consciencia de algo que no sólo es futuro lleno de contradicciones, sino pasado y presente.

Estamos ante el reto de si podemos o no ir configurando realmente una Nueva Humanidad, una Nueva Comunidad Humana, más justa, más solidaria, más consciente, capaz de vivir en paz y armonía.

La sociedad distópica es como un huracán creciente. Pero desde la realidad actual ya no la podemos ver como un futuro imaginario o apocalíptico, pues la propia experiencia nos desvela un presente de situaciones de extrema dureza: guerras, hambre, enfermedades, inundaciones, terremotos, alienación e injusticia social, injusticia estructural que consagra desigualdades..., manipulaciones de todo tipo, discriminaciones, y deterioro del Medio Ambiente y de nuestra Casa Común, que es este Planeta Tierra, parte minúscula del Universo.

Tomar consciencia de la sociedad en la que vivimos nos sitúa en el corazón de la realidad donde se dan las contradicciones del sistema socioeconómico y político, con las carencias globales en salud, educación, y cultura, o la falta de un diálogo sincero entre la fe y la ciencia, la técnica y la ética,  y entre las distintas religiones, confesiones o ideologías -demasiado sectarias y cerradas en sí mismas-.

En esta toma de consciencia ya no puede prender el sueño de una Utopía, a modo de sociedad idílica, pero si el compromiso de la ejemplaridad.

Con Teresa de Calcuta sabemos de la importancia del hoy, del día a día, de que es fácil equivocarse e importante rectificar; sabemos de los miedos como obstáculos para la convivencia; nos damos cuenta que la raíz de muchos males está en el egoísmo y el egocentrismo. Basta haber sido emigrante, o tener los ojos abiertos, para darse cuenta de ello.

No es lógico que el trabajo esté al servicio del Capital, de quien sea esclavo. El trabajo tiene sentido si es realización personal y colectiva y si es incluso creativo. No cabe, pues, ser esclavo ni desalentarse por las dificultades de la vida. La vida de los pequeños, niñas y niños, nos enseñan y estimulan en nuestro peregrinaje. De ahí la importancia de la comunicación, del ser útil para ser feliz, apartando los momentos de mal humor -uno de los peores defectos de nosotros los humanos-. Frente al mal humor, la alegría de vivir, más allá del misterio de la muerte.

¿Qué es lo más peligroso? Pregunta la Madre Teresa. Respuesta: lo más peligroso en la convivencia y en la sociedad es mentir; y lo más negativo: la envidia. Por eso, tal vez, el sentido de la vida lo da el amor, el perdón, el hogar, la paz, el optimismo, la satisfacción del deber cumplido.

Para concluir esta meditación, fe y esperanza, sentido de religación, de donde venimos y hacia donde vamos, y lo más bello de la vida: el amor, la confianza en esa realidad que nos transciende y que denominamos Dios y que nos remite a que nos amemos los unos a los otros como hermanas y hermanos que se llevan bien.

¿Cuál fue la aportación de Ignacio Ellacuría? Desvelar las contradicciones de la Civilización del Capital, en la que estamos inmersos y que se remonta más allá de los tiempos del Descubrimiento de América Latina por parte de españoles y portugueses. Hacer cristianos en aquel entonces o hacer demócratas hoy es como un modo de encubrir intereses de explotación inconfesables. Importa más el capitalismo, los intereses económicos, que toda otra riqueza propia o ajena, autóctona o supuestamente universal. A veces, incluso el dinero mismo es corrupto cuando, bajo el pretexto del "Desarrollo" encubre la violencia de la Guerra. De ahí la expresión que el denominado Tercer Mundo se nos presente como un Cristo, como un "Crucificado".

Esta toma de consciencia considera que toda violencia es mala y que la peor violencia es la estructural, la realidad estructuralmente injusta. Por eso es imprescindible en el huracán de la distopía situar el objetivo claro de terminar con las guerras, para poder establecer la Paz Perpetua y la Justicia Social en el seno de la Nueva Comunidad Humana, que desde ayer y hoy camina hacia el mañana.

¿Cómo sustituir la Civilización del Capital por la Civilización del Trabajo, la Civilización de la Solidaridad, la Civilización del Desarrollo Integral e integrador?

Esa es nuestra tarea de amor, y de compromiso, en el día a día, en el municipio, en la "civitas", en la sociedad, en el Estado Federal, en la Confederación de Estados, en la Nueva Comunidad Humana. Esa es la toma de conciencia que se propone: situar el amor y la paz en el corazón de toda convivencia humana.

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Autor: José Mora Galiana
Fuente:
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José Mora es Doctor en Filosofía e investigador en Humanidades, Filosofía Política y Derechos Humanos. Ha sido profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pablo de Olavide y Secretario Técnico del Consejo Social de la Universidad de Huelva (España). También ha ocupado distintas responsabilidades públicas en el ámbito de la cultura y los servicios sociales. Y ha formado parte de Comités Científicos como el del “I Congreso Internacional África-Occidente” (fue Presidente del II Congreso) y del "Congreso Internacional Ignacio Ellacuría, veinte años después". Es autor del libro Filosofía Política y Derechos Humanos (vol. III de La Praxis Política objeto de la Filosofía, desde Ignacio Ellacuría).
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