1/1/11

De las Tres Transformaciones: ¡Feliz 2011!

Un-a amig@ del Blog nos ha enviado el siguiente texto con ruego de publicación. Así lo hago tras consultarlo con Emilio.

Mª Jesús

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Much@s me conocéis a través del Círculo Sierpes. No obstante, permitidme que mantenga el anonimato porque de lo que viene ni soy ni quiero ser protagonista. He tenido una visualización y me limito a compartirla con vosotr@s siempre que al gestor del Blog, nuestro amigo Emilio, le parezca oportuno publicarla:

Hay personas que ven y oyen a los “niños invisibles” que están a nuestro alrededor, por todos sitios. Y las hay que ven y oyen a su “niño interior”, el que todos atesoramos y pocos perciben. Quizá tú te encuentres entre las primeras; entonces sabrás de lo que hablo. Emilio se halla entre las segundas, aunque no hace demasiado tiempo que se adentró por ese camino maravilloso en el que se siente, ve y escucha al “niño interior”. El suyo, yo lo sé, se llama Meme.

Cuando Emilio penetró por esa senda, lo hizo sabiendo que no existe en ella marcha atrás; y plenamente consciente de que hacer camino al andar conlleva realizar ciertos “trabajos” y también asumir algunos riesgos. El principal entre estos: que el “niño interior” se decida, por fin, a emerger al exterior. Es una especie de parto tanto espiritual como físico –en este ámbito, en Emilio ha tomado forma de trombosis-. Se trata de un nuevo nacimiento, un nuevo comienzo…

Hace 120 años, Nietzsche intuyó, si bien no llegó a vivenciarla, el significado y calado de semejante experiencia. Y la plasmó con genialidad en boca de Zaratustra. Con él os dejo cual regalo de Año Nuevo y como despedida al “Leo” que Emilio fue y ya no es. Tenerlo en cuenta la próxima vez que lo veáis y os insista en que cada cual hace su camino y lo hace, precisamente, al andar y en un santo decir “sí” a todo y a tod@s: ¡mirada horizontal, nariz vertical!. ¿Os suena?.

Un abrazo.

M.

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LOS DISCURSOS DE ZARATUSTRA: DE LAS TRES TRANSFORMACIONES

Planteamiento

Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

Las Tres Transformaciones

+“Tú debes”: el camello. El espíritu de carga que quiere que lo carguen bien

Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, de carga, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas.

¿Qué es pesado?, así pregunta el espíritu de carga, y se arrodilla, igual que el camello, y quiere que lo carguen bien.

¿Qué es lo más pesado, héroes?, así pregunta el espíritu de carga, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije.

¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la propia soberbia?. ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría?.

¿O acaso es: apartarnos de nuestra causa cuando ella celebra su victoria?. ¿Subir a altas montañas para tentar al tentador? (1).

¿O acaso es: alimentarse de las bellotas y de la hierba del conocimiento y sufrir hambre en el alma por amor a la verdad?.

¿O acaso es: estar enfermo y enviar a paseo a los consoladores, y hacer amistad con sordos, que nunca oyen lo que tú quieres?.

¿O acaso es: sumergirse en agua sucia cuando ella es el agua de la verdad, y no apartar de sí las frías ranas y los calientes sapos?.

¿O acaso es: amar a quienes nos desprecian (2) y tender la mano al fantasma cuando quiere causarnos miedo?.

Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu de carga: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.

+“Yo quiero”: el león. Un santo decir no: el espíritu quiere crearse libertad para un nuevo crear y tomarse el derecho de nuevos valores

Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa y ser señor en su propio desierto.

Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria

¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios?. “Tú debes” se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice “yo quiero”.

“Tú debes” le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una de sus escamas brilla áureamente “¡Tú debes!”.

Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones habla así: “todos los valores de las cosas - brillan en mí”.

“Todos los valores han sido ya creados, y yo soy - todos los valores creados. ¡En verdad, no debe seguir habiendo ningún Yo quiero!”. Así habla el dragón.

Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu?. ¿Por qué no basta la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?.

Crear valores nuevos - tampoco el león es aún capaz de hacerlo: mas crearse libertad para un nuevo crear - eso sí es capaz de hacerlo el poder del león.

Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león.

Tomarse el derecho de nuevos valores - ése es el tomar más horrible para un espíritu de carga y respetuoso. En verdad, eso es para él robar, y cosa propia de un animal de rapiña.

En otro tiempo el espíritu amó el “Tú debes” como su cosa más santa: ahora tiene que encontrar ilusión y capricho incluso en lo más santo, de modo que robe el quedar libre de su amor: para ese robo se precisa el león.

Inocencia, olvido, un nuevo comienzo, una rueda que se mueve por sí misma, un juego: el niño. El juego de crear y un santo decir sí

Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacer?. ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño?.

Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.

Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.

Epílogo

Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño. - -

Así habló Zaratustra. Y entonces residía en la ciudad que es llamada: La Vaca Multicolor (3).

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Notas:

(1)Reminiscencia, modificando su sentido, del Evangelio de Mateo, 4, 1. En el evangelio es el Tentador el que sube a la montaña para inducir a Jesús a pecar.

(2)Véase el Evangelio de Mateo, 5, 44: “Amad a vuestros enemigos”.

(3)La expresión “La Vaca Multicolor” (die bunte Kuh) es traducción literal del nombre de la ciudad Kalmasadalmyra (en pali: Kammasuddaman), visitada por Buda en sus peregrinaciones.

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5 comentarios:

  1. ¡Gracias, M., por el aviso!
    Y a Emilio ya tengo ganas de verlo y constar lo que nos anuncias, que no pongo en duda, pues algo parecido ya había intuido yo.
    Un beso.
    Rosa

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  2. Es una preciosidad de reflexión y de texto.
    Un abrazo para Emilio y otro de agradecimiento a M.
    Antonio

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  3. Me sumo al agradecimiento y al abrazo a los dos.
    Raquel

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  4. Me suena a un humilde poemita, Emilio. Unabrazo para ti y para M.

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  5. Asi ablo saratrustra me recordo los valores que tenemos .para realisar tanto conmigo mismo y la etica tanto moral como espirital.

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