4/12/09

La Nube del No-Saber: Orientación Particular (LXXXIV)

La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)

Todo el que esté gozosamente determinado a reducir su yo a nada y ansiosamente anhele que Dios sea todo, se verá protegido de la embestida de sus enemigos internos y externos, por la bondad gratuita de su Yo Verdadero y Dios mismo. No necesita ordenar sus defensas, pues la Providencia divina protegerá infaliblemente a aquellos que, absortos en su amor, se han olvidado de sí mismos. ¿Puede sorprendernos, por tanto, que estén tan maravillosamente seguros? No, porque la verdad y la docilidad les han hecho perder el miedo y estar fuertes en el amor.

Pero quien no se atreve a abandonarse a Dios y critica a otros que lo hacen, manifiesta un vacío interior. Porque, o el enemigo ha robado de su corazón la confianza amorosa que debe a su Ser Profundo y al Creador, o de lo contrario no está todavía lo suficientemente anclado en la docilidad y en la verdad para ser un verdadero contemplativo. Tú, sin embargo, no debes temer abandonarte al sueño de la contemplación ciega u oscura de Ser y de Dios tal cual es, lejos del tumulto del mundo corrompido.

No sin razón vinculo esta actividad al sueño. Pues, en el sueño, las facultades naturales cesan de su trabajo y todo el cuerpo permanece en pleno reposo, reponiéndose y renovándose. De una manera semejante, en este sueño espiritual, esas facultades espirituales siempre en movimiento, la imaginación y la razón, quedan completamente recogidas y vacías del todo. Feliz el espíritu, entonces, pues queda libre para dormir un sueño saludable y descansar en quietud contemplando amorosamente a Dios tal cual es, mientras que todo el Ser Profundo se activa y enciende maravillosamente, apagando con su influjo por completo al ego, el pequeño yo.

¿Ves ahora por qué te dije que recogieras tus facultades negándote a trabajar con ellas y, en cambio, ofrecieras a Dios la desnuda y ciega conciencia de tu propio ser?. Pero te repito: asegúrate de que está desnuda y no vestida con cualquier idea sobre los atributos de tu Ser. Podrías estar inclinado a vestirla con ideas sobre la dignidad y bondad de tu Ser o con interminables detalles relativos a la naturaleza del ser humano o a la naturaleza de las demás criaturas. Pero, tan pronto como hagas esto, habrás dado pábulo a tus facultades y tendrán la fuerza y oportunidad de conducirte a toda suerte de cosas. Te aviso, antes de que lo experimentes; tu atención quedará dispersa y te encontrarás a ti mismo distraído y abrumado. Guárdate de esta trampa, te lo suplico.

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